Nuevas amistades

Me urge arreglar mi cámara, hay muchas cosas que quisiera mostrarles. Además mi vida acá poco a poco se está volviendo muy aburrida. Por ejemplo, ya estoy cansándome de las malditas gordas gigantes y desabridas, de los elotes sin salsa (le ponen nada más chile en polvo), de las tortas… las tortas… bueno de esas no me canso todavía, je. ¡Pero ya quiero que pase algo! Para ser más específica ¡quiero un trabajo! Y amigos adultos.

Resulta que me estoy cotorreando más con la chavita historiadora salvadora de la humanidad, se llama Ericka y la neta tengo miedo de que algún día lea todo lo que he escrito sobre ella. Espero que nunca se entere de este blog porque parece que nos estamos haciendo amiguillas. Ya me contó un par de secretos suyos, ya fuimos a una fiesta de los amigos de su noviecillo, ya me hizo miembro oficial de una publicación que va a sacar con otros estudiantes de historia; y creo que hoy vamos a ir al Cerrito, un sitio arqueológico. ¿Ya somos amigas, verdad?

Lo malo es que se me hace bien güerquilla. La fiesta a la que fuimos ayer me aburrió un poco. Todos los invitados bien pandrosillos: rastas, perforaciones en la cara, pelos tiesos, olor a marihuana y ojos rojos, conversaciones en las que varias veces se dijo “malditos burgueses” “resistencia” “puto gobierno” etc. ¡Y todo eso mientras los papás del cumpleañero servían tostadas y pastel! A las 11:30 ya estaba de regreso en mi cuarto.

Creo que voy a terminar yendo a uno de esos antros que dicen “solo mayores de 25”.

¡LOS EXTRAÑO MUCHO!